jueves, 29 de mayo de 2014

De Marcos a Galeano, una botarga por otra.


Marcos, el subcomandante de las fuerzas zapatistas ha muerto, no por un disparo del enemigo, sino por su propia mano, o por la de quienes lo dirigen, un suicidio pues.
El movimiento zapatista se dio a conocer hace 20 años declarándo la guerra al estado mexicano, enviando a algunos indígenas con fusiles de madera a morir sin posibilidad de defenderse. Inolvidables pero pocas fueron las bajas, como poco fué el tiempo que duró el conficto armado para convertirse en un movimiento social tan importante, que fue ampliamente divulgado alrededor del mundo.
De pronto, los indígenas se volvieron visibles para la clase política mexicana; a partir del sexenio de Vicente Fox se han impulsado leyes en su favor, y es imperativo señalar el cambio de actitud cívica de los pueblos zapatistas, principalmente la reducción de la violencia intrafamiliar. Aunque otros lugares de población indígena han logrado esto mismo, sin necesidad de participar en la revolución zapatista.
Rafael Sebastián Guillén, mejor conocido como el subcomandante Marcos, es la figura icónica del zapatismo. Cómodo para expresarse, adecuada representación, un artista para la mercadotécnia política, es la persona idónea para ser candidato a un puesto popular. También mentiroso y calculador, se desdijo de su compromiso de negociar hasta resolver el conflicto, lo que provocó que el gobierno desestimara los acuerdos de San Andrés Larráinzar, estancádose en el tema de la autonomía del territorio zapatista, pues exigían pleno control sobre el uso del suelo y subsuelo, lo que traduciría en la extracción petrolera, abundante en esa zona.
 Marcos aprovechó la negativa del gobierno para mantener encendida la llama zapatista durante este tiempo, un movimiento empañado por su relación con Jean-Christophe Mitterrand, hijo del expresidente François Miterrand, acusado de complicidad en tráfico de armas. Danielle Miterrand, su madre, dirigió la fundación France Libertés, simpatizaba con el zapatismo entre otros movimientos, muchos de los cuales recibieron ayuda de directa o indirecta de Jean-Christophe.
Si hay o no delitos cometidos por Rafael Sebastián Guillén, se verá en su momento, lo nuevo ahora es que Marcos reaparece para "quitarse una botarga" y ponerse otra, ahora llamada "Subcomandante Galeano", nombre tomado de un colega zapatista recién asesinado. Por lo demás, el líder zapatista o la organización a por la que responde, siguen hablando de modo abstruso, y no sabemos sus verdaderas intenciones a corto o largo plazo.